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Christianne Najjar LEBANON |
«Durante la celebración de la Misa de Pascua en la Plaza de San Pedro un fuerte e impetuoso viento sopló en un determinado punto, cosa rara, y provocó que el icono de ‘Resurrexit’, nuestra imagen de hoy, situado justo al lado del altar, cayera sonoramente al suelo a pocos pasos del Papa Francisco. Dramática escena que hace torcer el gesto a los supersticiosos romanos. Empezamos la semana sin homilía de Ramos, vivimos la ausencia del Viernes Santo y la terminamos con el resucitado por los suelos. Todo antes de una ‘Urbi et Orbi’, brevísima y ante una plaza demasiado vacía para lo acostumbrado en estas fechas». De Specola en la cigoña blog
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ECLIPSE para egos tarados Apoc |
No lo entiende porque han modificado totalmente el sentido de la Misa, que ahora pasa a ser una asamblea presidida por el sacerdote y un banquete de hermandad, donde se insiste en el carácter comunitario (cum populo), como si no fuera posible la Misa sin pueblo (sine populo). Se insinúa que el pueblo ejerce su oficio sacerdotal (conferido en el bautismo) y ofrece el sacrificio de la Misa junto con el sacerdote, que poco más que sólo preside la asamblea.
«No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. El matrimonio es santo, mientras que las relaciones homosexuales contrastan con la ley moral natural… Ante el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la equiparación legal de éstas al matrimonio con acceso a los derechos propios del mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas, y asimismo, en cuanto sea posible, de la cooperación material en el plano aplicativo… La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales».
La violencia de las relaciones homosexuales no tiene nada que ver con el amor cristiano. Los diversos tipos de sodomía no son en modo alguno actos de amor. Jesús no aprobó la vida de los pecadores, sino que provocó su conversión. Todos somos pecadores, también aquellos que no actúan según inmorales inclinaciones sexuales. Sin embargo, los que actúan según inclinaciones sexuales inmorales no participan del auténtico amor humano. La actividad promiscua -homosexual o heterosexual- no tiene nada que ver con el amor humano elevado por la gracia de Dios.
La expresión «LGBTQ+» es acientífica y moralmente mendaz. «Gay» es un término propagado por el activismo homosexual. «Bisexual» celebra la sodomía promiscua y la fornicación. Una persona no puede ser «transexual». El tratamiento hormonal y la mutilación genital no pueden cambiar el sexo de una persona. Los cromosomas siguen siendo masculinos o femeninos. «Queer» es un término impreciso y cargado de sentido político para referirse a la promiscuidad. El signo + abre la puerta a todas las perversiones, incluidas la pederastia y la zoofilia.
La Iglesia es nuestra madre y nos invita a todos a la conversión y al culto a Dios. Pero los pecadores manifiestamente graves no arrepentidos no deben presentarse a la comunión ni se les debe permitir ser padrinos para los sacramentos. EN INFOVATICANA
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PUTO LOCO del Manzano EGUICO |
https://www.eldebate.com/espana/20240328/bandera-no-ondea-media-asta-semana-santa_185297.html
En las últimas décadas se ha propagado ampliamente en la sociedad el principio de la autonomía de los pacientes como primer mandamiento en toda intervención médica. Fue elevado a la categoría de norma de oro ética de la medicina moderna en forma de consentimiento informado, pero se abolió sin piedad durante la pandemia. También se promovió el suicidio asistido en referencia a la autonomía del paciente. “Mi útero me pertenece”, coreaban mujeres que buscaban abortar durante décadas. Pero durante la reciente y falsa pandemia esta autonomía quedó en suspenso. Y la Iglesia estaba en primera línea. Nuestros derechos constitucionales básicos fueron violados de manera totalitaria y sin pestañear. Vimos cómo se elaboraban planes para campos de internamiento para aquellos que se negaran a cumplir con la mayoría. ¿Y el Papa? Fue el primero en violar las libertades civiles de sus empleados en su propio estado y ordenó el cierre de iglesias. Duele decir eso. Y dolió verlo. La estetización y orquestación de su aislamiento sin el pueblo de Dios y los cardenales en la Plaza de San Pedro en la Pascua de 2020, la primera “no Pascua”, la Basílica de San Pedro inaccesible al público, las pilas de agua bendita vacías en todo el mundo, no fueron manifestaciones de la fe de la Iglesia para mí. OBISPO Marian Eleganti / INFOVATICANA
Muchas gracias santo padre